24/8/16

La destrucción masiva de una buena lectura



No cabe duda de que desde que empezó el boom de la autopublicación, son miles los libros que se publican casi a diario en plataformas virtuales tales como Amazon, por mencionar una.  Y tal es así, que desde que este auge estuvo en su punto álgido, siempre apuesto por los nuevos escritores, por los nuevos estilos literarios que surgen día a día. 

Pero también es cierto que esta plataforma da cabida a todo aquel que quiera subir un libro y desee empezar una carrera literaria solo por el mero hecho de estar sin otra ocupación. En más de una ocasión me he encontrado en la red biografías de escritores en las que, sin pudor ninguno, confiesan, como si fuera un mérito, que después de llevar años en paro se ponen a escribir un libro. Y después pasa lo que irremediablemente tiene que pasar, que no hago nada más que borrar, borrar y borrar libros que he descargado y pagado, lo que me lleva a sentirme como si me hubieran estafado. Porque, querido amigo escritor, no vale con unir palabras, no vale con escribir algo parecido a una historia y que te sientas orgulloso con ello, no, esta claro que no. Para presentar un libro a un público lector, hay que saber narrar lo que se quiere contar. Hay que saber describir los personajes, paisajes, tener algo más que un mínimo de conocimiento ortográfico. Sería acertado pensar que para eso existen los correctores que pulen los textos, pero hay veces en las que el corrector se encuentra con algo parecido a un manuscrito y no sabe por dónde empezar a corregir. ¿Por el principio? Ojalá fuera tan fácil...